Siempre he tenido facilidad para reconocer a los hijos de puta

Desde bien pequeñito he tenido una gran intuición para reconocer a un hijo de puta en cuestión de minutos. Hasta hace poco no sabía muy bien como conseguía hacerlo, pero mis sospechas siempre acababan por confirmarse. Y empecé a darle vueltas al asunto ¿Qué señales incosncientes me permitían identificarles con tanta precisión?

Siempre he oído que aquellos que no te miran a los ojos al hablar no son buena gente. Ya, pero no parece válido para los tímidos. También se dice que no te debes fiar de aquellos a los que nunca hayas visto emborracharse. Si ¿pero qué pasa con los abstemios? No, no, debía ser algo más genérico, más evidente. Y despues de muchos años de darle vueltas creo que he dado con la clave.

Cuando conoces a alguien normalmente hay una serie de "protocolos" establecidos (besos, apretones de manos, frases recurrentes, etc...) que hacen dificil traspasar esa máscara de cordialidad para llegar al verdadero caracter del individuo. Pero hay algo que no se puede fingir por mucho que se ensaye: la risa.

Sí, la risa. La risa es una expresión espontánea (inconsciente) de alegría, que como las huellas dactilares, es diferente en cada uno de nosotros. Oímos una risa y rápidamente podemos identificar al dueño de la misma. No hay dos risas iguales. Hay risas estridentes, profundas, de rata, histéricas,...y todas suelen cuadrar con el carácter de su propietario.

Pero hay risas que no parecen pertenecer a su dueño. Son risas impostadas, fuera de tono y de lugar. Son risas a destiempo, forzadas, que brotan de las bocas que las albergan obedeciendo órdenes conscientes del cerebro. No son risas sanas. Ocultan segundas intenciones o sirven para no tener que decir lo que se piensa. Esas son las risas de los hijos de puta.

Aunque la peor risa es aquella que no existe. No hay mayor hijo de puta que áquel que es incapaz de reir, aunque sea de manera fingida. Son esos tipos que creen que hay temas tabú de los que no podemos reirnos. Son esa gente que se dedica a poner límites a la imaginación porque viven atenazados por unos miedos que pretenden inocularnos. A esa gente lo que más les molesta es una sana carcajada. Porque esa carcajada hace tambalearse todos sus principios. Porque la carcajada es el mejor arma contra el miedo. Y sin el miedo pierden todo su poder.

Y para darle enjundia a un texto nada mejor que rematarlo con una cita clásica. Como dijo Isabel Pantoja (tonadillera y viuda de España): "Dientes, dientes, que es lo que les jode"